Creo que el concepto que tenemos sobre comer bien, suele ser bastante
erróneo; ya que a simple vista, creemos que el comer bien, se basa en “comer
mucho y caro”. (Nada más equivocado).
Pienso y estoy convencida; que el comer bien, se basa en comer de todo,
pero con moderación.
Para ello no hace falta que nuestro bolsillo nade en la abundancia y a
la hora de hacer la compra nos tiremos a los productos más caros…
Otra cosa es que en momentos puntuales y siempre que nuestro bolsillo
nos lo permita, hagamos la vista larga y digamos la frase esa de…”un día es un
día...”
Pero en nuestra vida cotidiana y sobre todo viviendo donde vivimos, creo que gozamos de unos productos sanos, ricos y variados
para el disfrute de cada día y que al
mismo tiempo nuestra dieta sea lo más
acertada y equilibrada.
El plato que hoy os presento, derrocha sencillez por los cuatro
costados; pero tiene algo muy importante
y es, que únicamente han pasado por el frigorífico las sardinas…Así que os podéis
imaginar qué placer ha sido poder
diferenciar estos sabores.
Como siempre os digo, los productos de temporada nada tienen que
ver en el sabor, pero si encima tienes un familiar o amigo que te
los brinda de su propia cosecha. Ya ni te cuento.
Pues eso es justo lo que a mi me ha pasado con este plato combinado. Y
como decía una persona a la que yo quise muchísimo, “este plato es para comerle solo y en
silencio”.
Y si nos ponemos a echar cuentas…. (Bueno, bonito y barato).
Así pues con unos tomates en su punto un poquito de aceite de
oliva y una cebolla troceada, hacemos la
salsa a fuego moderado con un puntito de
sal y azúcar para matar su acidez.
Mientras tanto y en una sartén con un poco de aceite, troceamos en
tiras los pimientos y poniendo una tapa encima para evitar que salpiquen, vamos
friéndolos para después una vez atemperados quitarles las pieles.
Y por ultimo con abundante aceite de oliva, freímos el huevo y las
sardinas enharinadas.
Imaginaros que plato más completo de vitaminas, proteínas y con el
broche de” omega tres…”de las sardinas.
(Pues a esto le llamo yo comer bien.)
Simplemente con este color y textura, puedes apreciar cómo estaba la salsa.
Una vez troceados y en tiras, nos disponemos a freír
La yema de huevo debe quedar temblorosa para que se vierta entre los pimientos; y con un trocito de pan... "Guau...qué rico."